El tiempo - Tutiempo.net

Martes, 07 de Octubre de 2025

Actualizada Martes, 07 de Octubre de 2025 a las 12:32:08 horas

Lunes, 06 de Octubre de 2025 Tiempo de lectura:
Artículo de opinión de Calp - Columna 'Los lunes negros'

Vecino. Cuerdas y humo.

O de cómo se incendia lo lejano para que no se hable de lo que duele aquí.

Vecino,

 

ya lo dijimos la semana pasada (XIV).
A las doce horas, el post de la concentración de este medio generó más de 40 comentarios.
Una cifra inusual.

 

El poder sabe lo que hace.
Y la plaza virtual arde.
Vecino contra vecino.
Mientras tanto, el tasazo de la basura espera en el buzón.

 

Las redes sociales son gasolina.
Basta un post, un vídeo, un comentario bot,
para que todo arda como Gargarsindi ardió en Calp hace apenas unos días.
Un fuego que sube rápido, que echa humo, que asusta…
y que después deja ceniza.

 

Creemos que lo que vemos es verdad.
Como los Lamborghinis alquilados o las mansiones de los cripto-bros.
Miles de jóvenes estafados por un decorado.
El decorado es humo.
El decorado es manipulación.

 


 

Platón lo explicó con una imagen sencilla:
hombres encadenados miran sombras en una pared
y creen que las sombras son el mundo.
Hoy la caverna está en tu mano.
Deslizas el dedo, pasan sombras, cambian llamas,
y el eco te susurra: “esto es lo que importa”.

 

Pero fuera de la caverna está tu puerta.
Y la llave no gira.

 

A lo largo de la historia, el poder aprendió a mover emociones.
Cuando la cabeza duda, la cuerda tira del corazón.
Y el corazón, si no se ordena, se vuelve humo.

 


 

Nadie en su sano juicio acepta la muerte de un inocente, en ningún lugar.
Ni en Gaza, ni en Ucrania, ni en Siria, ni en Nigeria, ni en Yemen.
La compasión es universal; el dolor no compite.
La crítica no es al pueblo que sufre, sino al uso político del sufrimiento.

 

El poder encontró en Gaza la cortina perfecta.
Éxito total: la sociedad dividida en bandos irreconciliables.
Vecinos contra vecinos, representados contra representantes.
Las pancartas sustituyeron al debate sobre vivienda
o el segundo pago del tasazo de la basura.
Y mientras tanto, todo siguió igual.

 

Catón repetía: “Cartago debe ser destruida.”
Repetir un tema fija la agenda.
Ayer fue Ucrania; hoy es Palestina; mañana… el aborto como derecho fundamental.
Si todo cambia y, sin embargo, nada mejora aquí,
no era brújula: era humo.

 


 

Ni en Gaza, ni en Yemen, ni en Siria, ni en Ucrania, ni en Nigeria.

 

La compasión es una.
El dolor no compite.
El mármol no elige cadáveres; los honra a todos.

 

Pero otra cosa es el uso del dolor.
Cuando el sufrimiento se agita como bandera, deja de ser justicia y se convierte en cortina.
Y las cortinas —ya lo sabes— se encienden rápido y dejan mucho humo.

 


 

Miras el teléfono y crees que miras el mundo.
Pero miras cuerdas.
Iconos azules, rosas, pájaros que ya no vuelan: dedos que tiran y nos separan.
En Roma existía el Acta Diurna, tablillas con noticias en el foro.
Servían al pueblo… hasta que sirvieron al poder.
Hoy el Acta Diurna cabe en la palma de tu mano.
Y vuelves a creer que informarte es lo mismo que comprender.

 


 

Vecino,
¿conoces lo que ocurre en Yemen?

 

Desde 2015, Arabia Saudí bombardea Yemen.
Autobuses escolares atacados. Niños muertos.
Bloqueos que impiden comida y medicinas.
Hambruna inducida, hospitales destruidos, pueblos enteros borrados del mapa.

 

Organizaciones como Genocide Watch lo advirtieron:
las acciones podían alcanzar etapas de exterminio.
Y, sin embargo, silencio.

 

Porque mientras tanto, España firmaba contratos millonarios
para llevar la Supercopa a Arabia Saudí.
Un negocio de 240 millones, con comisiones de 24 para mediadores.
El Gobierno podía haber frenado la operación,
pero decidió inhibirse.

 

Ese mismo Gobierno que calló ante Yemen y se arrodilló ante Arabia,
es el que llamó a boicotear la Vuelta a España por Gaza.
Ahí está la coherencia del poder:
Se condena donde conviene.
Se calla donde hay dinero.
Se manipula donde hay votos.

 


 

Mira arriba.

 

Las cuerdas cruzan como telarañas sobre el proscenio.
Cada cuerda mueve una emoción.
Cada emoción empuja un tuit.
Cada tuit alimenta un foco.
Y cada foco te saca de tu portal.

 

Cuerda de la compasión: necesaria, limpia.
Cuerda de la selección: sucia, útil.
Cuerda del calendario: hoy Gaza, ayer Ucrania, mañana el aborto.
Cuerda local: baja el volumen cuando preguntas por vivienda.
El muñeco que intenta hablar de llaves queda sin luz.

 

Se calló Yemen.
Se gritó Gaza.
Se firmó la Supercopa.
Se olvidó la vivienda.

 

El dolor no compite.
La manipulación sí.

 


 

Cuando Roma se sabía cansada, multiplicaba los ludi.
Más días de espectáculo, menos días de ley.
Panem et circenses: primero pan, luego circo.
Aquí hemos invertido el orden: todo circo, nada pan.

 

Se alzan pancartas por lo lejano.
Se bordan consignas nuevas.

 


 

El 7 de octubre, antes de la respuesta de Israel,
hubo quienes celebraron la masacre de Hamás.
Días después, esos mismos marcharon por la dignidad.

 

¿Dónde estaba la dignidad aquel día?

 

La dignidad no se alquila.
No se celebra una matanza el lunes
y se condena el jueves.
La dignidad no es parcial.
Es o no es.

 


 

Epicteto lo dejó claro:
hay cosas que dependen de nosotros
y cosas que no.
No depende de ti apagar todas las guerras del mundo.
Sí depende de ti no regalar tu atención a cada fuego que te enseñan.
Sí depende de ti exigir piedra cuando te ponen cartón.
Sí depende de ti recordar que sin casa no hay ciudad.

 

Marco Aurelio lo resumía así, sin poesía:
el daño está en el juicio que le prestas a la cosa.
Si te gobierna el humo, tu juicio arde.
Si gobiernas tu juicio, el humo se disipa.

 


 

El poder lo sabe.
Divide, emociona, enciende.
Y mientras tanto, evita que mires lo esencial.

 

¿Cuánto pagas de basura, vecino?
¿Has pagado ya el segundo recibo?
¿Cuánto destinas de tu sueldo a un alquiler imposible?
¿Dónde está el plan de vivienda que debería haber suspendido licencias para proteger tu futuro?

 

De eso no se habla.

 

Se habla de Gaza.
Se discute de Israel.
Se grita Palestina.
Pero tu vida sigue encadenada a un plano urbano de otro siglo,
a un recibo de basura duplicado,
a un alquiler que te expulsa de tu propia ciudad.

 


 

Mientras tanto,
España lleva tres años sin aprobar los Presupuestos Generales.
No hay cuentas desde 2022.
Esto afecta a todo el país.

 

Sobres con dinero de la corrupción en sedes.
Pero de eso no se habla.
De la corrupción que atraviesa instituciones, tampoco.
Y cuando falta capacidad para gobernar,
se fabrican nuevas banderas:
ahora el aborto debe ser derecho fundamental,
aunque el Ejecutivo no ha sido capaz de aprobar leyes de calado en meses.

 

El poder local copia al nacional.
Se levantan pancartas, se hacen fotos, se inventan titulares.
Y se cumple el objetivo: dividir.
Mientras tanto, pregunto, vecino:
¿Has pagado ya el IBI?
¿Has pagado ya el segundo recibo de la basura?
¿Has visto debates sobre esto en la plaza?

 

No.
Le salió bien.

 


 

Dos telones pintados.
En el de la izquierda, Gaza: dolor real, foco total.
En el de la derecha, Yemen: dolor real, foco silenciado.
El público mira a la izquierda.
El regidor cuenta entradas.
Nadie discute el dolor; se discute el uso del dolor.
Se baja el telón.
La llave no gira.

 


 

Una lectora de la Legión vino y habló en cifras:
Cobro 1.400. Pago 1.200. Estoy sola con mis hijos.
Eso no es un caso aislado.
Es la prueba de que aquí el derecho a vivienda se ha convertido en papel mojado.

 

El artículo 47 de la Constitución habla de vivienda digna.
Pero en la práctica, en Calp, el plan urbano del siglo pasado aún decide el futuro.
Un plano viejo.
Grilletes invisibles. La cárcel de las líneas.

 


 

El humo no es solo aire sucio.
Es atención capturada.
Es algoritmo con forma de incendio.
Lo lejano arde, lo cercano se apaga.
Crees informarte; te inflamas.
Crees pensar; repites.

 

El humo es útil:
mientras discutes sombras,
alguien marca el plano de tu calle.

 


 

El calpino cautivo mira al muro y grita su compasión.
Se indigna con justicia por quien sufre lejos.
Y es buena su indignación.
Pero el carcelero pasa detrás,
toca tu cerradura y la vuelve a oxidar.
El cautivo discute la sombra.
El carcelero guarda la llave.

 


 

Hoy hablo como tribuno.
No para gustar.
Para frenar.

 

Roma: intercessio tribunicia.
El veto del tribuno para parar abusos contra la plebe.
Un “¡basta!” legal que interrumpía el espectáculo.

 

Este texto es intercessio cívica.
Se suspende la cortina.
Se vuelve al portal.

 

El suelo que pisas está agotado.
El plan urbanístico que te rige sigue siendo de 1998.
Un plano viejo, un dibujo roto, que convierte la vivienda en privilegio y expulsa a los jóvenes.
Ningún hashtag baja la renta.
Ningún diploma europeo abre una puerta.

 

Eso no se debate en la plaza.
Eso no se discute en redes.
Pero eso es lo que duele.

 


 

Vecino,
que no nos enreden con palabras huecas.
Que no conviertan el derecho en pancarta.

 

En Roma, el Senado repetía lemas.
Aquí se repiten hashtags.
Entonces servía para tapar corrupción.
Hoy para que no se hable del tasazo basura o vivienda.

 

Cortina, nunca.
Dignidad, de todos.
Y futuro, aquí.

 

Una vez leído, no podrá ser desleído.

 

[Img #18606]

 

Francisco Ramón Perona García (@fran_rpg)
Jurista. Ciudadano. Incómodo.

Comentarios
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.118

Todavía no hay comentarios

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.