Artículo de opinión de Calp - Columna 'Los lunes negros'
Vecino. Cortinas y casas.
O de cómo se agita lo lejano para no arreglar lo que duele aquí.
Vecino.
Hoy no te hablo de geopolítica.
Te hablo de una vecina de Calpe.
Vino y dijo: «Soy madre sola.
Cobro 1.400,00€.
Me piden 1.200,00€ por tres habitaciones.
¿Conoces algún piso que se alquile?
Se acaba el contrato.
No sé dónde ir».
No pedía caridad.
Pedía posibilidades.
Y lo que encontró fue un municipio sin plan.
Vecino, ¿te suena esta historia de Calpe?
Sueldo que no alcanza.
Alquiler que expulsa.
Hijos que no caben.
Esta vecina no buscaba caridad; busca horizonte.
Al igual que todos los calpinos, esta vecina se topa con un plan urbanístico del siglo pasado, suelo muy tensionado y respuestas episódicas (bonos, campañas, sellos).
Hoy lo contamos sin gritos y con mármol.
Y contamos también la cortina que «intenta» ocultar todo esto.
¿Y cómo afronta el poder estas cuestiones?
A lo largo de la historia,
el poder ha movido emociones y ha polarizado a los ciudadanos
para tapar los problemas reales de gestión.
Roma lo llamó pan y circo.
Hoy cambia el decorado.
No el truco.
Ahora el foco es Palestina.
Y lo decimos claro para que no se tuerza:
no se minusvalora ese sufrimiento.
Se denuncia el uso de su dolor como cortina del poder.
El 2 de octubre habrá manifestaciones y banderas en nuestro municipio.
Habrá consignas y titulares.
Se hablará de Palestina.
Respeto a quien marche. El derecho a manifestarse es sagrado.
Esta columna no discute la plaza.
Discute la agenda que olvida lo esencial: aquí no hay plan de vivienda.
Y que conste, sin ambigüedades:
nadie en su sano juicio acepta la muerte de un inocente, en ningún lugar, bajo ninguna bandera.
La compasión es una.
Pero cuando se eligen banderas y se silencian otras,
la compasión deja de ser justicia y se convierte en cortina.
El poder agita lo lejano para tapar lo cercano.
Y se percibe una coherencia selectiva:
se reclama autodeterminación para unos,
y se calla ante el Sáhara que sufre la brutalidad de Marruecos con permiso de Occidente.
Ayer todo era Ucrania; hoy, el viento cambió con el apoyo inesperado de Trump.
Se lloran unas víctimas…
Y se silencian otras persecuciones: cristianos perseguidos y asesinados, iglesias quemadas en Siria, en Nigeria, en Mozambique.
¿Dolor? Real.
¿Selección del dolor? Calendario.
¿Resultado? Cortina.
Y aquí abajo se copia el método.
Se suben carteles.
Se cuelgan sellos.
Se proclama «ciudad inteligente» y «verde».
Pero la vecina de 1.400,00€/1.200,00€ no tiene llave.
Y sin llave no hay ciudad.
La vivienda no es un lujo.
Es la base de todo:
familia, escuela, comercio, arraigo.
Sin casa no hay vecino.
Sin vecino no hay ciudad.
Sin ciudad no hay futuro.
Hablemos del reloj.
Una vivienda no es un titular: es tiempo de vida.
¿Cuánto entregas solo por vivir bajo techo en Calpe?
Si cobras 1.400,00€ y te piden 1.200,00€ de alquiler,
son seis de cada siete euros de tu sueldo.
Más de diez meses de cada doce.
De cada diez horas que trabajas,
algo más de ocho horas y media se van al techo.
Mantén esa proporción treinta años
y habrás dedicado el equivalente a más de 25 años de sueldo
solo a pagar por existir bajo un techo.
No es un dato frío.
Es tu vida.
Cortina o plan.
Pancarta o llaves.
El plan urbanístico de Calpe, es del siglo pasado y sigue vivo.
Un plano viejo.
Unos trazos que ya no sirven.
Y sin embargo…
Siguen decidiendo tu vida.
No es el mercado el que te expulsa.
Es un plano de siglo pasado.
El calpino vive con grilletes invisibles.
Viviendo en cárcel sin barrotes.
Te dicen «ayuda».
Te dan un cheque.
Una casa de cartón con una firma encima.
Un informe de 48000 euros.
Que llegará en ocho meses.
Cuando falte un año de legislatura.
Tiempo comprado.
Futuro perdido.
El vecino no necesita informes que lleguen tarde.
Necesita saber si podrá formar su familia en Calp.
«¿Entonces qué?»
Cinco llaves, no diplomas:
- Nombrar la cárcel: el plan viejo ya no sirve.
- Suspender temporalmente nuevas licencias en ámbitos en revisión, respetando derechos adquiridos.
- Redibujar densidades para vecinos, no para fotos.
- Cambiar bonos por llaves: suelo y vivienda real, no parches.
- Poner la vivienda en la primera página, no en la letra pequeña.
Roma dejó una lección simple:
acueductos antes que arcos triunfales.
Primero calzadas, luego desfiles.
Hoy lo hemos invertido:
desfiles sin calzada, selfies sin casa.
Sin casa no hay vecino.
Sin vecino no hay ciudad.
Sin ciudad no hay futuro.
Cuando el dolor se selecciona, deja de ser justicia.
Se convierte en cortina.
Cortina para tapar la corrupción arriba.
Cortina, abajo, para no hablar de gestión.
Ese guion, vecino, ya se copia aquí:
cuando falta vivienda, suben el altavoz lejos
y bajan el que tienes en tu portal.
No es «el mercado» el que te condena.
Es un plano urbanístico de finales de los 90 que aún manda hoy.
Un dibujo viejo.
Grilletes invisibles.
La cárcel de las líneas.
Mientras tanto, desfilan los parches con foto.
«Alquiler joven», «ciudad inteligente», «sostenibilidad de escaparate».
Símbolo: un cheque sobre una casa de cartón.
La nevera no entiende informes.
La puerta no se abre con diplomas verdes.
La llave no sale en un post.
Una ayuda alivia un mes.
La condena dura décadas.
A nivel nacional, la cortina sirve para tapar la corrupción.
A nivel local, para no hablar de gestión.
Ese guion, vecino, ya se copia aquí:
cuando falta vivienda, se sube el altavoz fuera
y se baja en tu portal.
Bajemos al portal.
Esta lectora de la Legión al igual que muchos calpinos, viven esta realidad. .
«Cobro 1.400,00€; me piden 1.200,00€ por tres habitaciones;
estoy sola con mis hijos; suben; ¿dónde voy?»
No es un caso: es un coro.
Calpe tiene un suelo urbanístico agotado.
Un plan de otro siglo que aún manda.
Familias sin llaves.
Esto no lo escribimos por gusto.
Lo invocasteis vosotros.
Ya no son casos sueltos:
son vidas haciendo cuentas que no cuadran.
No es «el mercado» el que te condena.
Es un plano de 1998 que aún manda en 2025.
Un dibujo viejo.
Grilletes invisibles.
La cárcel de las líneas.
Vecino.
Y ahora, volvamos a la pregunta que abría este lunes:
¿De qué sirve gritar por cortinas de humo,
si aquí un joven de Calp no puede alquilar ni una habitación?
Sirve, sí; mientras gritas por lo justo afuera,
empiezas por hacer justicia en casa.
Sirve si la pancarta no tapa el plano.
Sirve si el plan se escribe para el vecino que madruga,
no para el folleto que se reparte.
Sin plan no hay futuro.
Y lo que no se construya en piedra ahora,
se derrumbará mañana en ceniza.
El mármol no opina.
El mármol traduce.
Una vez leído, no podrá ser desleído.
![[Img #18606]](https://calpdigital.es/upload/images/05_2025/5131_fran-perona.jpg)
Francisco Ramón Perona García (@fran_rpg)
Jurista. Ciudadano. Incómodo.

Vecino.
Hoy no te hablo de geopolítica.
Te hablo de una vecina de Calpe.
Vino y dijo: «Soy madre sola.
Cobro 1.400,00€.
Me piden 1.200,00€ por tres habitaciones.
¿Conoces algún piso que se alquile?
Se acaba el contrato.
No sé dónde ir».
No pedía caridad.
Pedía posibilidades.
Y lo que encontró fue un municipio sin plan.
Vecino, ¿te suena esta historia de Calpe?
Sueldo que no alcanza.
Alquiler que expulsa.
Hijos que no caben.
Esta vecina no buscaba caridad; busca horizonte.
Al igual que todos los calpinos, esta vecina se topa con un plan urbanístico del siglo pasado, suelo muy tensionado y respuestas episódicas (bonos, campañas, sellos).
Hoy lo contamos sin gritos y con mármol.
Y contamos también la cortina que «intenta» ocultar todo esto.
¿Y cómo afronta el poder estas cuestiones?
A lo largo de la historia,
el poder ha movido emociones y ha polarizado a los ciudadanos
para tapar los problemas reales de gestión.
Roma lo llamó pan y circo.
Hoy cambia el decorado.
No el truco.
Ahora el foco es Palestina.
Y lo decimos claro para que no se tuerza:
no se minusvalora ese sufrimiento.
Se denuncia el uso de su dolor como cortina del poder.
El 2 de octubre habrá manifestaciones y banderas en nuestro municipio.
Habrá consignas y titulares.
Se hablará de Palestina.
Respeto a quien marche. El derecho a manifestarse es sagrado.
Esta columna no discute la plaza.
Discute la agenda que olvida lo esencial: aquí no hay plan de vivienda.
Y que conste, sin ambigüedades:
nadie en su sano juicio acepta la muerte de un inocente, en ningún lugar, bajo ninguna bandera.
La compasión es una.
Pero cuando se eligen banderas y se silencian otras,
la compasión deja de ser justicia y se convierte en cortina.
El poder agita lo lejano para tapar lo cercano.
Y se percibe una coherencia selectiva:
se reclama autodeterminación para unos,
y se calla ante el Sáhara que sufre la brutalidad de Marruecos con permiso de Occidente.
Ayer todo era Ucrania; hoy, el viento cambió con el apoyo inesperado de Trump.
Se lloran unas víctimas…
Y se silencian otras persecuciones: cristianos perseguidos y asesinados, iglesias quemadas en Siria, en Nigeria, en Mozambique.
¿Dolor? Real.
¿Selección del dolor? Calendario.
¿Resultado? Cortina.
Y aquí abajo se copia el método.
Se suben carteles.
Se cuelgan sellos.
Se proclama «ciudad inteligente» y «verde».
Pero la vecina de 1.400,00€/1.200,00€ no tiene llave.
Y sin llave no hay ciudad.
La vivienda no es un lujo.
Es la base de todo:
familia, escuela, comercio, arraigo.
Sin casa no hay vecino.
Sin vecino no hay ciudad.
Sin ciudad no hay futuro.
Hablemos del reloj.
Una vivienda no es un titular: es tiempo de vida.
¿Cuánto entregas solo por vivir bajo techo en Calpe?
Si cobras 1.400,00€ y te piden 1.200,00€ de alquiler,
son seis de cada siete euros de tu sueldo.
Más de diez meses de cada doce.
De cada diez horas que trabajas,
algo más de ocho horas y media se van al techo.
Mantén esa proporción treinta años
y habrás dedicado el equivalente a más de 25 años de sueldo
solo a pagar por existir bajo un techo.
No es un dato frío.
Es tu vida.
Cortina o plan.
Pancarta o llaves.
El plan urbanístico de Calpe, es del siglo pasado y sigue vivo.
Un plano viejo.
Unos trazos que ya no sirven.
Y sin embargo…
Siguen decidiendo tu vida.
No es el mercado el que te expulsa.
Es un plano de siglo pasado.
El calpino vive con grilletes invisibles.
Viviendo en cárcel sin barrotes.
Te dicen «ayuda».
Te dan un cheque.
Una casa de cartón con una firma encima.
Un informe de 48000 euros.
Que llegará en ocho meses.
Cuando falte un año de legislatura.
Tiempo comprado.
Futuro perdido.
El vecino no necesita informes que lleguen tarde.
Necesita saber si podrá formar su familia en Calp.
«¿Entonces qué?»
Cinco llaves, no diplomas:
- Nombrar la cárcel: el plan viejo ya no sirve.
- Suspender temporalmente nuevas licencias en ámbitos en revisión, respetando derechos adquiridos.
- Redibujar densidades para vecinos, no para fotos.
- Cambiar bonos por llaves: suelo y vivienda real, no parches.
- Poner la vivienda en la primera página, no en la letra pequeña.
Roma dejó una lección simple:
acueductos antes que arcos triunfales.
Primero calzadas, luego desfiles.
Hoy lo hemos invertido:
desfiles sin calzada, selfies sin casa.
Sin casa no hay vecino.
Sin vecino no hay ciudad.
Sin ciudad no hay futuro.
Cuando el dolor se selecciona, deja de ser justicia.
Se convierte en cortina.
Cortina para tapar la corrupción arriba.
Cortina, abajo, para no hablar de gestión.
Ese guion, vecino, ya se copia aquí:
cuando falta vivienda, suben el altavoz lejos
y bajan el que tienes en tu portal.
No es «el mercado» el que te condena.
Es un plano urbanístico de finales de los 90 que aún manda hoy.
Un dibujo viejo.
Grilletes invisibles.
La cárcel de las líneas.
Mientras tanto, desfilan los parches con foto.
«Alquiler joven», «ciudad inteligente», «sostenibilidad de escaparate».
Símbolo: un cheque sobre una casa de cartón.
La nevera no entiende informes.
La puerta no se abre con diplomas verdes.
La llave no sale en un post.
Una ayuda alivia un mes.
La condena dura décadas.
A nivel nacional, la cortina sirve para tapar la corrupción.
A nivel local, para no hablar de gestión.
Ese guion, vecino, ya se copia aquí:
cuando falta vivienda, se sube el altavoz fuera
y se baja en tu portal.
Bajemos al portal.
Esta lectora de la Legión al igual que muchos calpinos, viven esta realidad. .
«Cobro 1.400,00€; me piden 1.200,00€ por tres habitaciones;
estoy sola con mis hijos; suben; ¿dónde voy?»
No es un caso: es un coro.
Calpe tiene un suelo urbanístico agotado.
Un plan de otro siglo que aún manda.
Familias sin llaves.
Esto no lo escribimos por gusto.
Lo invocasteis vosotros.
Ya no son casos sueltos:
son vidas haciendo cuentas que no cuadran.
No es «el mercado» el que te condena.
Es un plano de 1998 que aún manda en 2025.
Un dibujo viejo.
Grilletes invisibles.
La cárcel de las líneas.
Vecino.
Y ahora, volvamos a la pregunta que abría este lunes:
¿De qué sirve gritar por cortinas de humo,
si aquí un joven de Calp no puede alquilar ni una habitación?
Sirve, sí; mientras gritas por lo justo afuera,
empiezas por hacer justicia en casa.
Sirve si la pancarta no tapa el plano.
Sirve si el plan se escribe para el vecino que madruga,
no para el folleto que se reparte.
Sin plan no hay futuro.
Y lo que no se construya en piedra ahora,
se derrumbará mañana en ceniza.
El mármol no opina.
El mármol traduce.
Una vez leído, no podrá ser desleído.
Francisco Ramón Perona García (@fran_rpg)
Jurista. Ciudadano. Incómodo.
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