Los marineros artesanales de La Marina vaticinan el fin del oficio si no se limita la pesca recreativa furtiva
La pesca artesanal y profesional, la que tantas campañas promocionales protagoniza para “ensalzar” la sostenibilidad y el respeto por lo autóctono y tradicional; está herida de muerte. Los marineros de los Pòsits de Xàbia, Dénia y Moraira le auguran unos cinco años más de vida a la profesión. En total, entre las tres cofradías, son doce las embarcaciones que aún perseveran, pero ya no pueden más.
En las jornadas Sabors de la Mar celebradas en Xàbia e impulsadas por Creama a través de su proyecto Punt Nàutic, este medio de comunicación puso el foco en la ponencia realizada por la Cofradía de Pescadores del municipio. En ella, Rafael Serrat y Amadeu Ros, denunciaron públicamente la alarmante situación que atraviesa el sector pesquero y cómo éste puede acabar desapareciendo más pronto que tarde si la administración no actúa con la misma seriedad que se les exige a ellos. Ahora, son los marineros de los tres Pòsits los que reclaman la atención de los medios para denunciar esta agónica realidad y reclamar la colaboración de las instituciones para zanjar la problemática.
¿El culpable? La pesca recreativa sin control y aquellos que deciden traspasar todas las líneas rojas posibles y dejar de practicarla por afición para hacerlo furtivamente. Excursiones idílicas -por las que se cobra- por el espectacular litoral de la Marina Alta que incluyen en sus paquetes el sentirse un auténtico marinero local y pescar algunos ejemplares (especies amenazadas, protegidas, prohibidas y a las que los marineros profesionales no se acercan para no diezmarlas o preservar su reproducción) que luego se comercializan ilegalmente y que, incluso, adquieren los restauradores locales para ofrecerlas en sus cartas con toda la pompa que requiere.
¿Cómo puede competir una embarcación autorizada contra un chárter de pesca que sale “por hobby” de lunes a domingo y que puede cargar hasta 25 kilos de género sin declarar? Esto sin contar el conocido como “trofeo”. Es decir, una pieza significativa que puede pesar 10 kilos perfectamente, pero que se contabiliza aparte del resto. A diferencia de lo que sucede con los marineros, a la llegada a puerto nadie controla la cantidad que ha pescado una barca recreativa. “En un mes pueden llegar a pescar más que nosotros sin ninguna impunidad con el agravante de que, al no pasar por la lonja, es más difícil seguir su trazabilidad en caso de que no sea apto para el consumo humano”. “Esto no sucede con el producto que se pesca profesionalmente que sigue unos rigurosos controles para garantizar su buen estado”.
![[Img #7897]](https://xabiaaldia.com/upload/images/04_2024/8876_dsc_0202.jpg)
Pepe Serrat, vicepresidente del Pòsit de Xàbia tilda la situación de “crítica”. “Estamos pidiendo auxilio”. Con 35 años, Serrat es el marinero más joven: “No existe un relevo generacional”. “¿Qué persona joven va a querer dedicarse a un oficio en el que la administración cada vez exige más titulación para poder ejercerlo y que no te asegura un sueldo fijo a final de mes?”. En cambio, a la pesca recreativa es mucho más sencillo acceder. No está presionada por la normativa ni existe un gran control sobre ella. Esto posibilita que, aquellas personas que la ejercen furtivamente, se enriquezcan aprovechando este limbo legislativo. “Al final nos será más rentable abandonar nuestra herencia marinera y dedicarnos a la pesca recreativa”, setencia Serrat.
La legislación no se posiciona a favor de los marineros de toda la vida. La Conselleria, el Ministerio y la Unión Europea vigilan con lupa todos sus movimientos a través de una normativa restrictiva. “Parece que los profesionales seamos los que vayamos a exterminar el mar” señala Amadeu Ros. Y no es el caso. Los pescadores son los primeros concienciados en la necesidad de proteger el ecosistema que les proporciona sustento. No en vano colaboran con el mundo científico y ha establecido convenios con la Universitat de València y su departamento Cabanilles de biodiversidad, con la Universidad d’Alacant y el Foro Científico para la Pesca Española en el Mediterráneo, con el proyecto europeo Life Intemares y el Institut per a la Recerca Oceanogràfica de Xàbia; entre otros.
Esta insostenible situación tiene nombre y apellidos. Los marineros saben sobradamente quiénes son. La próxima semana, el Pòsit de Xàbia se reunirá con la alcaldesa del municipio para poner las cartas sobre la mesa y exigir el respaldo de la administración local.
El abuso del último gran reducto para los marineros.
La Roca dels Felius, el descomunal promontorio submarino que se erige en las profundidades frente al Cap de la Nau es un refugio para la biodiversidad marina catalogado como Área Protegida de Interés Pesquero. Los marineros que practican profesionalmente la pesca artesanal son los únicos que tienen permitido el acceso a ella desde principios de abril hasta finales de septiembre. Es decir, por proximidad, sólo doce embarcaciones de la Marina Alta pueden beneficiarse de su riqueza y durante un tiempo limitado. La pesca recreativa no está contemplada en sus cerca de 50 kilómetros² de superficie (está prohibida) y la pesca al cerco está autorizada todo el año.
A pesar de existir una norma, muchas embarcaciones de pesca recreativa se saltan la restricción a la torera. “Se burlan de nosotros”. “Tiene la obligación de mantenerse a más de 250 metros de nuestros barcos y se sitúan a nuestro lado”. Mientras lo hacen, capturan sin control y sin ningún tipo de miramiento especies amenazadas como el dentón, el mero o el pulpo en plena época de reproducción. Y lo publican con regocijo y sin ningún tipo de pudor en sus redes sociales.

La pesca artesanal y profesional, la que tantas campañas promocionales protagoniza para “ensalzar” la sostenibilidad y el respeto por lo autóctono y tradicional; está herida de muerte. Los marineros de los Pòsits de Xàbia, Dénia y Moraira le auguran unos cinco años más de vida a la profesión. En total, entre las tres cofradías, son doce las embarcaciones que aún perseveran, pero ya no pueden más.
En las jornadas Sabors de la Mar celebradas en Xàbia e impulsadas por Creama a través de su proyecto Punt Nàutic, este medio de comunicación puso el foco en la ponencia realizada por la Cofradía de Pescadores del municipio. En ella, Rafael Serrat y Amadeu Ros, denunciaron públicamente la alarmante situación que atraviesa el sector pesquero y cómo éste puede acabar desapareciendo más pronto que tarde si la administración no actúa con la misma seriedad que se les exige a ellos. Ahora, son los marineros de los tres Pòsits los que reclaman la atención de los medios para denunciar esta agónica realidad y reclamar la colaboración de las instituciones para zanjar la problemática.
¿El culpable? La pesca recreativa sin control y aquellos que deciden traspasar todas las líneas rojas posibles y dejar de practicarla por afición para hacerlo furtivamente. Excursiones idílicas -por las que se cobra- por el espectacular litoral de la Marina Alta que incluyen en sus paquetes el sentirse un auténtico marinero local y pescar algunos ejemplares (especies amenazadas, protegidas, prohibidas y a las que los marineros profesionales no se acercan para no diezmarlas o preservar su reproducción) que luego se comercializan ilegalmente y que, incluso, adquieren los restauradores locales para ofrecerlas en sus cartas con toda la pompa que requiere.
¿Cómo puede competir una embarcación autorizada contra un chárter de pesca que sale “por hobby” de lunes a domingo y que puede cargar hasta 25 kilos de género sin declarar? Esto sin contar el conocido como “trofeo”. Es decir, una pieza significativa que puede pesar 10 kilos perfectamente, pero que se contabiliza aparte del resto. A diferencia de lo que sucede con los marineros, a la llegada a puerto nadie controla la cantidad que ha pescado una barca recreativa. “En un mes pueden llegar a pescar más que nosotros sin ninguna impunidad con el agravante de que, al no pasar por la lonja, es más difícil seguir su trazabilidad en caso de que no sea apto para el consumo humano”. “Esto no sucede con el producto que se pesca profesionalmente que sigue unos rigurosos controles para garantizar su buen estado”.
Pepe Serrat, vicepresidente del Pòsit de Xàbia tilda la situación de “crítica”. “Estamos pidiendo auxilio”. Con 35 años, Serrat es el marinero más joven: “No existe un relevo generacional”. “¿Qué persona joven va a querer dedicarse a un oficio en el que la administración cada vez exige más titulación para poder ejercerlo y que no te asegura un sueldo fijo a final de mes?”. En cambio, a la pesca recreativa es mucho más sencillo acceder. No está presionada por la normativa ni existe un gran control sobre ella. Esto posibilita que, aquellas personas que la ejercen furtivamente, se enriquezcan aprovechando este limbo legislativo. “Al final nos será más rentable abandonar nuestra herencia marinera y dedicarnos a la pesca recreativa”, setencia Serrat.
La legislación no se posiciona a favor de los marineros de toda la vida. La Conselleria, el Ministerio y la Unión Europea vigilan con lupa todos sus movimientos a través de una normativa restrictiva. “Parece que los profesionales seamos los que vayamos a exterminar el mar” señala Amadeu Ros. Y no es el caso. Los pescadores son los primeros concienciados en la necesidad de proteger el ecosistema que les proporciona sustento. No en vano colaboran con el mundo científico y ha establecido convenios con la Universitat de València y su departamento Cabanilles de biodiversidad, con la Universidad d’Alacant y el Foro Científico para la Pesca Española en el Mediterráneo, con el proyecto europeo Life Intemares y el Institut per a la Recerca Oceanogràfica de Xàbia; entre otros.
Esta insostenible situación tiene nombre y apellidos. Los marineros saben sobradamente quiénes son. La próxima semana, el Pòsit de Xàbia se reunirá con la alcaldesa del municipio para poner las cartas sobre la mesa y exigir el respaldo de la administración local.
El abuso del último gran reducto para los marineros.
La Roca dels Felius, el descomunal promontorio submarino que se erige en las profundidades frente al Cap de la Nau es un refugio para la biodiversidad marina catalogado como Área Protegida de Interés Pesquero. Los marineros que practican profesionalmente la pesca artesanal son los únicos que tienen permitido el acceso a ella desde principios de abril hasta finales de septiembre. Es decir, por proximidad, sólo doce embarcaciones de la Marina Alta pueden beneficiarse de su riqueza y durante un tiempo limitado. La pesca recreativa no está contemplada en sus cerca de 50 kilómetros² de superficie (está prohibida) y la pesca al cerco está autorizada todo el año.
A pesar de existir una norma, muchas embarcaciones de pesca recreativa se saltan la restricción a la torera. “Se burlan de nosotros”. “Tiene la obligación de mantenerse a más de 250 metros de nuestros barcos y se sitúan a nuestro lado”. Mientras lo hacen, capturan sin control y sin ningún tipo de miramiento especies amenazadas como el dentón, el mero o el pulpo en plena época de reproducción. Y lo publican con regocijo y sin ningún tipo de pudor en sus redes sociales.
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