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Lunes, 15 de Septiembre de 2025

Actualizada Lunes, 15 de Septiembre de 2025 a las 13:26:32 horas

Lunes, 15 de Septiembre de 2025 Tiempo de lectura:
Artículo de opinión de Calp - Columna 'Los lunes negros'

Vecino. La legión ha vuelto. El mármol responde.

O de cómo las piedras resisten siglos y las excusas se pudren en semanas.

Vecino,

 

no fui yo quien escribió este regreso.
Fuiste tú.

 

Fueron tus silencios, tus mensajes, tus llamadas.

 

No fue escrito. Fue invocado.

 

Cuando el pueblo llama,
el mármol no pregunta:
responde.

 

He vuelto del Camino.
Con los pies cansados.
Pero con la mirada limpia.
Porque mientras cruzaba senderos,
vuestras voces me acompañaban.

 

Así que he vuelto.
No para gritar.
Sino para hacerte una pregunta, Vecino.

 

¿El poder existe para servir a la ciudadanía… o solo para prolongar su propia supervivencia?

 

El verano fue desastroso.
Y cada error se apiló sobre el anterior.

 

El ciudadano no podía recordar uno,
porque ya sufría el siguiente.
Basura, playas, contratos, cortes, ruido.

 

Ese no es azar.
Es cálculo.

 

Un pueblo saturado no recuerda.
Solo sobrevive.

El vecino espera gestión,
recibe propaganda.

 

El pueblo pide justicia,
le entregan descuentos.

 

La ciudad necesita previsión,
ellos producen titulares.

 

En Roma, la decadencia comenzó
cuando el Senado dejó de legislar para el pueblo
y empezó a legislar para conservar su propio asiento.

 

Hoy en Calpe, la historia se repite:
no gobiernan para servir,
gobiernan para sobrevivirse.

 

Todo lo disperso —instituto provisional, playas sucias, basura, contratos tardíos, zona azul abandonada, bonos improvisados—todo se une en una sola sentencia:

 

El poder ya no gestiona para servir.
El poder solo gestiona para sobrevivirse.


 

Vecino,

 

cada error lo disfrazan con una compensación.

 

El pasado martes se celebró el pleno municipal,
el tesoro del pueblo se usó no para engrandecer la ciudad,
sino para apaciguar la protesta.

 

Un bono comercio de 200.000 euros del remanente,
no para ayudar al comerciante,
sino para tapar el fracaso de la zona azul,
reconocido por el poder.

 

También dijeron que se devolvieron 142.000 euros,
 de anteriores ayudas de Diputación por mala gestión,
y en lugar de asumir la culpa,
se inventan titulares de ayudas y fotos con diplomas.

 

Presumen de sostenibilidad y planes verdes.
Pero fallan en lo sencillo: lavapiés, limpieza, previsión.
Prometen regular el CO₂ en 2030,
pero no saben ordenar un aparcamiento en 2025.

 

Calpe es «observatorio» entre papeles y caterings,
pero suciedad en sus calles
y barracones inacabados para sus hijos.

 

Son devotos de causas imposibles,
incapaces de gestionar lo elemental.

 

El poder juega a sobrevivir, no a servir.
Porque sabe que la memoria ciudadana duele…
y busca comprarla con descuentos.

 

El dinero del vecino no mejora la ciudad.
El dinero del vecino tapa las heridas del poder.

 

Fracaso en la zona azul → bono comercio «no programado».
Fracaso en gestión → devolución de 142.000 €.
Fracaso en previsión → parches con remanente.

 

No es ayuda.
Es compensación.
No es inversión.
Es maquillaje.
No es servicio.
Es supervivencia.

 

Los emperadores tardíos no construían acueductos.
Levantaban estatuas de sí mismos.
Porque no pensaban en el agua del pueblo,
sino en su imagen ante la historia.

 

Vecino.

 

Este párrafo no es para todos.

 

Es para ti, padre.
Es para ti, madre.
Te dijeron que en septiembre estaría todo listo.

 

Y septiembre ha llegado.
Pero las aulas no.

 

No fue un imprevisto.
Fue una certeza conocida.
Los contratos tardíos.
Las obras sin ritmo.
Los plazos imposibles.

 

Ellos posaron para anunciar futuro.
Pero tus hijos no tienen espacio para estudiar.

 

Tú compraste mochilas.
Ellos compraron tiempo.

 

Tú contaste días.
Ellos contaron excusas.

 

Tú educas en la paciencia.
Ellos enseñan en la mentira.

 

Prometieron dignidad, entregaron decepción.
Prometieron previsión, entregaron espera.
Prometieron garantías, entregaron ceniza.

 

Mientras presumen de observatorios ecológicos,
vuestros hijos aprenderán en bloques de PVC y chapa oxidada.
Mientras alardean de planes con sello verde,
vosotros veis que el futuro real se forja en plásticos y chapas no biodegradables.

 

En Roma, el Senado se dividía en facciones:
unos defendían a César,
otros atacaban a Pompeyo.
Pero todos olvidaban al pueblo.
Hoy, Generalitat o Ayuntamiento,
la historia se repite en Calpe.

 

El gobierno municipal acusa a la Generalitat.
La oposición acusa al gobierno municipal.
Y los padres miran el calendario.
Y los hijos no entran en barracones.

 

Mientras presumen de sostenibilidad y observatorios,
vuestros hijos no pueden iniciar el curso en aulas provisionales.

 

Ellos hacen planes de futuro en papeles caros,
vosotros veis que el futuro real se escribe en prefabricadas.

 

Empezasteis el curso con la decepción de siempre:
que la supervivencia del poder nunca espera,
pero la educación de vuestros hijos siempre puede esperar.

 

Ellos se gritan desde sus trincheras.
Vosotros no podéis llevar vuestros hijos a aulas de chapa.

 

Ellos hablan de plazos.
Vosotros sufrís las esperas.

 

El lenguaje del poder no educa.
El lenguaje del poder sobrevive.

 

Unos culpan a la Generalitat.
Otros al Ayuntamiento.
Otros sacan el comodín del bono comercio.

 

Un bono aquí.
Un titular allá.
Un descuento que llaman compensación.

 

Pero eso no es justicia.
Es supervivencia con disfraz.

 

El poder ya no gestiona para servir.

 

Vecino,

 

el poder acudió a los baños de la Reina para hacerse fotos,
como si posar entre ruinas les diera dignidad.

 

Pero la piedra enseña lo que ellos olvidan:
lo que se construye para servir permanece,
lo que se improvisa para aparentar se pudre.

 

Un mosaico resiste siglos.
Un barracón no aguanta ni un curso.
Roma dejó legado.
Aquí dejan parches no degradables.

 

En los baños de la Reina aún se leen mosaicos que resistieron siglos.
Las piedras permanecen, aunque las llamen ruinas.
Las excusas se pudren.
Las piedras resisten.

 

Roma permanece.
Calpe se degrada.

 

Las piedras no entienden de competencias.
Solo de verdad.

 

Pero hoy, los baños de la Reina ya no son memoria.
Son decorado de selfie.
Escenario de un post en Facebook.
No para honrar su historia,
sino para maquillar su presente.

 

Roma levantaba termas para la ciudad.
Aquí levantan barracones para la foto.

 

El mosaico habla todavía.
El poder calla hoy.

 

En Roma, las termas eran lugar de encuentro.
Aquí, son símbolo de abandono y propaganda.

 

Los mosaicos fueron tallados para la eternidad.
Las fotos duran lo que tarda en pasar el dedo por la pantalla.

 

El mármol resistió siglos de erosión.
Las excusas del poder se deshicieron en septiembre.

 

Vecino.

 

He vuelto con los pies cansados,
pero con la mirada limpia.

 

El poder sonríe en la foto,
pero no cumple en el aula.
Se proclama sostenible,
pero no sostiene un pupitre.
Habla de futuro,
pero no resuelve el presente.

 

En Roma, la ley se tallaba en piedra.
No se borraba con titulares.
Las calzadas aún se pisan.
Los mosaicos aún se leen.
Porque fueron hechos para durar.

 

Ante cada error,
una compensación.

 

Un bono comercio para tapar el fracaso de la zona azul.
Una ayuda improvisada para disimular contratos tardíos.
Un titular para maquillar un verano perdido.

 

No gobiernan para servir.
Gobiernan para sobrevivir.

 

Porque saben que la memoria ciudadana duele…
y buscan comprarla con descuentos.

 

Pero el pueblo no necesita descuentos.
Necesita dignidad.

 

Cada lunes negro somos más.
Y pronto seremos más que un murmullo.
Pronto seremos más de una legión.

 

El mármol no opina.
El mármol traduce.

 

Cada fiesta,
cada retraso,
cada cartel tiene un idioma que el ciudadano no siempre entiende.

 

Nosotros lo descifraremos.

 

Lo que ardió este verano no quedará en ceniza.
Será memoria.

 

En Roma, el foro no se llenaba con descuentos.
Se llenaba con justicia.

 

El Imperio se sostuvo en calzadas y acueductos.
Nuestra ciudad se hunde en bonos y titulares.

 

Por eso Roma permanece.
Y Calpe se degrada.

 

El mosaico es eterno.
La gestión, efímera.

 

Por eso volvemos.

 

Para nombrar lo que callan.
Para grabar en mármol lo que otros borran con fuego.

 

Y la pregunta con la que todo comenzó,
hoy vuelve como sentencia:

 

¿El poder existe para servir a la ciudadanía…
o solo para prolongar su propia supervivencia?

 

Una vez leído, no podrá ser desleído.

 

Y hoy escribo por eso.

 

[Img #18606]

 

Francisco Ramón Perona García (@fran_rpg)
Jurista. Ciudadano. Incómodo.

 

SAGA II · EL CAMINO DEL JUICIO
Lo que ardió en verano no será ceniza.
Será memoria.

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