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Lunes, 16 de Junio de 2025 Tiempo de lectura:
Artículo de opinión de Calp - Columna 'Los lunes negros'

Vecino. La Fossa libre. El pueblo atado.

O de cómo el Ayuntamiento legisló para el turista antes que para el calpino.

Es cierto.

 

Los lunes son negros por la deuda no devuelta.

 

Por  el contrato que caducó sin plan.
Por  la ausencia de un plan general de ordenación urbanístico desde 1998.
Por trazar una línea y llamarla debate.
Y por pintar de feria lo que debería doler.

 

Pero también hay luz.

 

La luz de quien denuncia con verdad.
De quien no se calla.
De quien no posa.

 

El pleno del 10 de junio no fue un debate urbanístico.
Fue un manifiesto de poder:

 

El casco urbano se congela.
La Fossa se libera.

 

Convertir locales en vivienda estará prohibido
salvo que los tengas en primera línea de mar.

 

Dijeron que iniciaban una reflexión.
Pero la línea ya está trazada.
La Fossa ya está salvada.
Y el resto… en suspensión.

 

No es técnica: es selección.
No es urbanismo: es exclusión.

 

En Roma, cuando el plano se retrasaba,
no era la ciudad la que esperaba.

 

Era el pueblo el que se alzaba.

 

Porque el territorio sin ley no es margen: es grieta.
Y quien deja crecer una ciudad sin plan

la deja avanzar hacia el colapso.

 

Hoy, Calp ya no es villa: es ciudad.
Pero su Plan urbanístico es de 1998.

 

Calpe ya no es una ciudad.
Es un experimento.

 

Se regula por segmentos:
el turista, el empresario, el vecino de segunda.
Se decide por miedo: a la prensa, al mercado, al ruido electoral.

 

El urbanismo no lo dicta el sentido común,
sino el cálculo de poder.

 

Pero toda estructura asimétrica acaba
vencida por su propio peso.

 

Y el vecino no lo sabe.
Aún no lo sabe.

Porque estas decisiones no se anuncian a bombo y platillo.
Se camuflan con tecnicismos.
Con informes.
Con ratios.
Con esa frase tan institucional:

Es por el interés general”.

Pero el municipio no es un plano.
Es la gente que vive aquí.
Y cuando esa gente no puede alquilar,

no puede transformar,
no puede avanzar,
no hay equilibrio:
hay privilegio.

 

Hoy el gobierno municipal actúa como
un arquitecto sin brújula.

 

No hay visión.
Solo reacción.
Cada año un parche.
Cada problema, una modificación puntual.
Cada grieta, una excusa nueva.

 

No ordenan el futuro: repiten el pasado.
No actualizan la norma: amortajan la igualdad.

 

El pueblo bloqueado.
La Fossa liberada.
Y la excusa… una ratio.

 

A unos se les exige alegar.
A otros se les da licencia.
A unos se les piden informes.
A otros, se les regala la playa.

 

Este lunes no hablamos del pasado.
Hablamos del presente.
De cómo una decisión política
se vistió de ratio técnico
para beneficiar al turista y frenar al vecino.

 

Y de cómo Calp, una vez más,
legisla contra sí misma.

 

El plan urbanístico actual no ordena: congela.
No protege al vecino: lo silencia.
No anticipa los problemas: los traslada.

 

En Roma, el Foro se moría
cuando no circulaban ni las personas ni las ideas.
Hoy, Calp se vacía por falta de rotación.
No por crisis.
Por abandono.

 

El principio de igualdad no se discute. Se cumple.

 

Y si un vecino no puede, mientras otro sí...
no hay legalidad.
Hay beneficio dirigido.

 

No anuncian debate: ejecutan selección.
No rectifican errores: los convierten en paisaje.

 

La semana pasada dijimos que la zona azul no estaba muerta:
había sido abandonada.

 

El artículo se leyó.
Se compartió.
Y la asociación de empresarios reaccionó.

 

Hizo una moción en el Pleno.
Un gesto.
Un reconocimiento.

 

Pero mientras los trámites se leen
los negocios pierden.

 

Una moción no devuelve clientes.
Una lectura no frena pérdidas.
Y una asociación que solo actúa tras el mármol…
no representa: reacciona.

 

El comerciante no espera palabras.
Espera defensa.

 

Eso tiene un nombre en derecho:
culpa por omisión de previsión.

 

Y eso tiene un efecto en economía:  lucro cesante.

 

El contrato caducó.
La licitación fue tardía.
El recurso era previsible.
Y no se anticipó ninguna medida transitoria.

 

No hay fuerza mayor.
Hay lentitud mayor.
El calendario se conoce.
Los recursos administrativos se saben.

 

El comerciante no necesita promesas.
Necesita una asociación que no solo pregunte
sino que explore acciones.
Con informes.
Con abogados.
Con memoria.

 

Porque si ellos fallaron por no prever
que no se falle otra vez por no reclamar.

 

Si el que te representa solo aparece cuando tú denuncias…
¿quién te va a defender cuando ya hayas cerrado?

 

En Roma, si el foro quedaba paralizado,
el Senado intervenía.
Porque sin comercio, no había ciudad.
Sin paso, no había pan.
Y sin defensa, no había República.

 

Aquí, los comercios siguen abiertos.
Pero sin fluidez.
Sin rotación.
Sin liderazgo.

 

No pedimos conflicto.
Pedimos coherencia.
Y quien representa al comercio
no puede aplaudir solo en feria.

 

Esta nota no es contra nadie.
Es a favor del comerciante que no entiende
por qué su local no vale,
pero el de al lado sí.

 

Si la línea no es justa, la medida no es válida.
Y si no hay recurso colectivo,
la grieta será institucional.

 

El mármol le ha dado dos caminos a la asociación:
quedarse en el ruego…
o entrar en la historia.

 

Hoy no pedimos que se vuelva atrás.
Pedimos que se empiece bien.
Que se haga un nuevo plan.
Un PGOU con visión.
Que no trate al ciudadano como actor de reparto,
ni al autónomo como variable de ajuste.

 

Hoy en Calp hay mapas. Hay ferias. Hay post.
Pero no hay zona azul. No hay hoja de ruta.
Y no hay un plan general urbanístico que corresponda a la realidad de 2025.

 

Y los comerciantes preguntan.
Los vecinos se encienden.
Y los gobernantes responden con calendario, no con decisiones.

 

Pero sus normas siguen en los años 90.
Y sus decisiones se dictan a última hora.
A golpe de recurso, a ritmo de trámite.

 

Un pueblo que crece sin estructura no evoluciona:
se agrieta.

 

Los locales se bloquean.
Los vecinos se marchan.
Los comerciantes pierden clientes por falta de aparcamiento.
Y lo único que llega puntual…
es la temporada alta.

 

Una ciudad moderna no se improvisa.
Se diseña antes de que la urgencia sea irreversible.

 

En Roma, cuando el imperio crecía y el plano no se actualizaba, no llegaba el progreso: llegaban las revueltas.
Porque el territorio sin ley no es margen: es grieta.
Y quien deja crecer una ciudad sin plan…
la deja avanzar hacia el colapso.

 

No habrá ruina por culpa del tiempo.
La habrá por culpa del método.
Y el método… ya está escrito

 

Una vez leído, no podrá ser desleído.

 

Y hoy escribo por eso.

 

[Img #18606]

 

Francisco Ramón Perona García (@fran_rpg)
Jurista. Ciudadano. Incómodo.

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