Artículo de opinión de Calp
LOS LUNES NEGROS
Artículo de opinión ciudadana por Francisco Ramón Perona García, jurista y vecino de Calp
“Los lunes negros” no son un eslogan.
No se inventaron en campaña.
No responden a una moda ni a una consigna política.
Nacen del silencio acumulado, del abuso sin respuesta, de esa persistente costumbre institucional de subir, cobrar, justificar… y no devolver.
Cada lunes, esta tribuna no comenta lo evidente: interrumpe lo que se normaliza.
No se trata de opinar. Se trata de señalar lo que muchos ya han comprendido pero nadie se atreve a decir en voz alta.
Porque cuando el poder cobra mal y luego calla, no estamos ante un error: estamos ante una estrategia. Y cuando la estrategia consiste en que te acostumbres, la respuesta no puede ser el silencio.
No es una cuestión de ideología.
Es una cuestión de memoria.
Y cuando la memoria se escribe con pulso firme, los lunes ya no son días de rutina. Son días de ajuste.
En Roma, cuando el Senado se alejaba del pueblo y gobernaba a espaldas de quienes lo sostenían, no eran los cónsules quienes hablaban.
Era el Tribuno de la Plebe.
No tenía espada. Tenía palabra.
No prometía poder. Prometía interrupción.
Y su única función era detener el abuso, interrumpir el discurso oficial y recordar que el pueblo también estaba ahí.
Ese es el espíritu que encarna esta columna.
Aquí no se grita.
Aquí no se insulta.
Aquí no se dramatiza.
Aquí se nombra.
Aquí se recuerda.
Aquí se exige.
Cada lunes escribimos por deuda.
La deuda que el poder no devuelve, pero que tampoco puede borrar.
La deuda de respeto al ciudadano que pagó de más sin saberlo.
La deuda de transparencia con quien asumió el esfuerzo sin recibir la explicación.
No devuelven: rediseñan.
No informan: reetiquetan.
No compensan: justifican.
Y lo hacen creyendo que basta con anunciar una mejora para cancelar la injusticia anterior.
Que basta con prometer el cambio para no tener que responder por el daño causado.
Pero no.
Lo que no se repara, permanece.
Y lo que se admite pero no se devuelve, se agrava.
Por eso existen Los Lunes Negros.
Porque aún quedan palabras limpias bajo las cifras.
Porque aún queda conciencia bajo los decretos.
Porque aún hay pueblo bajo cada factura.
Y si el poder confía en el olvido,
que tema a quien escribe para recordar.
Porque Roma no grita.
Vence.
Y Calpe es nuestra Roma.
Y cada lunes, la piedra caerá, el arco silbará, la espada esperará, y aunque nadie haya gritado Roma ya ha habrá ganado.
Porque la palabra —cuando se sostiene—, también conquista.
![[Img #18606]](https://calpdigital.es/upload/images/05_2025/5131_fran-perona.jpg)
Francisco Ramón Perona García (@fran_rpg)
Jurista. Ciudadano. Incómodo.
“Los lunes negros” no son un eslogan.
No se inventaron en campaña.
No responden a una moda ni a una consigna política.
Nacen del silencio acumulado, del abuso sin respuesta, de esa persistente costumbre institucional de subir, cobrar, justificar… y no devolver.
Cada lunes, esta tribuna no comenta lo evidente: interrumpe lo que se normaliza.
No se trata de opinar. Se trata de señalar lo que muchos ya han comprendido pero nadie se atreve a decir en voz alta.
Porque cuando el poder cobra mal y luego calla, no estamos ante un error: estamos ante una estrategia. Y cuando la estrategia consiste en que te acostumbres, la respuesta no puede ser el silencio.
No es una cuestión de ideología.
Es una cuestión de memoria.
Y cuando la memoria se escribe con pulso firme, los lunes ya no son días de rutina. Son días de ajuste.
En Roma, cuando el Senado se alejaba del pueblo y gobernaba a espaldas de quienes lo sostenían, no eran los cónsules quienes hablaban.
Era el Tribuno de la Plebe.
No tenía espada. Tenía palabra.
No prometía poder. Prometía interrupción.
Y su única función era detener el abuso, interrumpir el discurso oficial y recordar que el pueblo también estaba ahí.
Ese es el espíritu que encarna esta columna.
Aquí no se grita.
Aquí no se insulta.
Aquí no se dramatiza.
Aquí se nombra.
Aquí se recuerda.
Aquí se exige.
Cada lunes escribimos por deuda.
La deuda que el poder no devuelve, pero que tampoco puede borrar.
La deuda de respeto al ciudadano que pagó de más sin saberlo.
La deuda de transparencia con quien asumió el esfuerzo sin recibir la explicación.
No devuelven: rediseñan.
No informan: reetiquetan.
No compensan: justifican.
Y lo hacen creyendo que basta con anunciar una mejora para cancelar la injusticia anterior.
Que basta con prometer el cambio para no tener que responder por el daño causado.
Pero no.
Lo que no se repara, permanece.
Y lo que se admite pero no se devuelve, se agrava.
Por eso existen Los Lunes Negros.
Porque aún quedan palabras limpias bajo las cifras.
Porque aún queda conciencia bajo los decretos.
Porque aún hay pueblo bajo cada factura.
Y si el poder confía en el olvido,
que tema a quien escribe para recordar.
Porque Roma no grita.
Vence.
Y Calpe es nuestra Roma.
Y cada lunes, la piedra caerá, el arco silbará, la espada esperará, y aunque nadie haya gritado Roma ya ha habrá ganado.
Porque la palabra —cuando se sostiene—, también conquista.
Francisco Ramón Perona García (@fran_rpg)
Jurista. Ciudadano. Incómodo.
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