Artículo de opinión de Calp
Vecino, ¿has pagado ya la tasa de basura?
Artículo de opinión ciudadana por Francisco Ramón Perona García, jurista y vecino de Calp
Hoy vence el plazo. Último día para pagar la famosa tasa de basura.
La nueva. La más cara.
La que no compensan con el IBI.
La que se cobra como si el servicio hubiera mejorado, pero en realidad es más caro y más lento. Y más indignante.
En Calpe, como en otros municipios, te han subido el impuesto.
Pero aquí no han bajado el IBI. No han aplicado bonificaciones.
No han hecho lo que sí han hecho en Sant Joan, Madrid, Xàbia, Elche o Los Realejos.
Aquí se han limitado a aplicar la orden desde arriba, sin pensar en los de abajo.
Han cumplido la norma, sí. Pero han ignorado la justicia.
Y mientras tanto, más funcionarios, más asesores, más prensa, más postureo con placas de calles ideológicas y campañas vacías.
Menos soluciones reales. Más impuestos, menos servicios. Más fotos, menos responsabilidad.
Nos dicen que hay que ser solidarios. Que hay que pagar lo que cuesta el reciclaje.
Pero olvidan contarte que antes, eso se subvencionaba.
Ahora, lo asumes tú. Sin filtros, sin compensaciones.
Y en lugar de corregir el desequilibrio, lo profundizan.
Y por si fuera poco, cuando iban a llevar la tasa al pleno, la oposición detectó que había errores en el cálculo.
Fórmulas mal aplicadas que habrían disparado aún más la cuota en varias zonas.
Si nadie lo hubiera señalado, hoy estarías pagando una tasa mal calculada.
No es un caso aislado. Es un síntoma.
El Ayuntamiento de Calp incurrió en el mismo error de fondo que la ley del 'solo sí es sí': tecnocracia sin consecuencias para el poder y con todo el coste para el ciudadano. Con una diferencia: aquí, el fallo fue detectado a tiempo por la oposición. Pero si no se hubiera corregido, hoy estarías pagando una tasa mal calculada.
En un país donde la corrupción nacional asola las arcas públicas como termitas invisibles, el ayuntamiento que no compensa y no trabaja para aligerar la carga acaba actuando como una extensión local del mismo abuso estructural.
Porque mientras los ciudadanos ajustan cuentas para llegar a fin de mes, el poder coloca a sus allegados —y a veces incluso a sus prostitutas— en empresas públicas como si fueran agencias de colocación encubiertas.
Lo vimos en el escándalo Ábalos, y lo volvemos a ver con el «hermanísimo» de la Diputación de Badajoz, que aterriza en un puesto institucional como si fuera hereditario.
Se inventan plazas. Se reparten cargos. Se blindan nóminas.
No gestionan: reparten. No sirven: se sirven.
Y encima, si protestas, te llaman insolidario.
Esto no es gestión: es sumisión.
Esto no es servicio público: es extractivismo fiscal disfrazado de modernidad europea.
No quieren que entiendas la factura. Quieren que te acostumbres a pagarla.
Que cada uno pague lo que le toca, sí.
Pero que la administración no sea una estructura de captura, sino de compensación.
Y si no pueden, que lo digan.
Y si no saben, que se vayan.
Porque no están los mejores: están los que mejor se colocaron.
Yo pago, sí. Pero no trago.
![[Img #18606]](https://calpdigital.es/upload/images/05_2025/5131_fran-perona.jpg)
Francisco Ramón Perona García
Jurista. Ciudadano. Incómodo.

Hoy vence el plazo. Último día para pagar la famosa tasa de basura.
La nueva. La más cara.
La que no compensan con el IBI.
La que se cobra como si el servicio hubiera mejorado, pero en realidad es más caro y más lento. Y más indignante.
En Calpe, como en otros municipios, te han subido el impuesto.
Pero aquí no han bajado el IBI. No han aplicado bonificaciones.
No han hecho lo que sí han hecho en Sant Joan, Madrid, Xàbia, Elche o Los Realejos.
Aquí se han limitado a aplicar la orden desde arriba, sin pensar en los de abajo.
Han cumplido la norma, sí. Pero han ignorado la justicia.
Y mientras tanto, más funcionarios, más asesores, más prensa, más postureo con placas de calles ideológicas y campañas vacías.
Menos soluciones reales. Más impuestos, menos servicios. Más fotos, menos responsabilidad.
Nos dicen que hay que ser solidarios. Que hay que pagar lo que cuesta el reciclaje.
Pero olvidan contarte que antes, eso se subvencionaba.
Ahora, lo asumes tú. Sin filtros, sin compensaciones.
Y en lugar de corregir el desequilibrio, lo profundizan.
Y por si fuera poco, cuando iban a llevar la tasa al pleno, la oposición detectó que había errores en el cálculo.
Fórmulas mal aplicadas que habrían disparado aún más la cuota en varias zonas.
Si nadie lo hubiera señalado, hoy estarías pagando una tasa mal calculada.
No es un caso aislado. Es un síntoma.
El Ayuntamiento de Calp incurrió en el mismo error de fondo que la ley del 'solo sí es sí': tecnocracia sin consecuencias para el poder y con todo el coste para el ciudadano. Con una diferencia: aquí, el fallo fue detectado a tiempo por la oposición. Pero si no se hubiera corregido, hoy estarías pagando una tasa mal calculada.
En un país donde la corrupción nacional asola las arcas públicas como termitas invisibles, el ayuntamiento que no compensa y no trabaja para aligerar la carga acaba actuando como una extensión local del mismo abuso estructural.
Porque mientras los ciudadanos ajustan cuentas para llegar a fin de mes, el poder coloca a sus allegados —y a veces incluso a sus prostitutas— en empresas públicas como si fueran agencias de colocación encubiertas.
Lo vimos en el escándalo Ábalos, y lo volvemos a ver con el «hermanísimo» de la Diputación de Badajoz, que aterriza en un puesto institucional como si fuera hereditario.
Se inventan plazas. Se reparten cargos. Se blindan nóminas.
No gestionan: reparten. No sirven: se sirven.
Y encima, si protestas, te llaman insolidario.
Esto no es gestión: es sumisión.
Esto no es servicio público: es extractivismo fiscal disfrazado de modernidad europea.
No quieren que entiendas la factura. Quieren que te acostumbres a pagarla.
Que cada uno pague lo que le toca, sí.
Pero que la administración no sea una estructura de captura, sino de compensación.
Y si no pueden, que lo digan.
Y si no saben, que se vayan.
Porque no están los mejores: están los que mejor se colocaron.
Yo pago, sí. Pero no trago.
Francisco Ramón Perona García
Jurista. Ciudadano. Incómodo.
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