In memoriam - Andrés Bolufer
Una estrella fugaz, un deseo...Hoy pensé en ti
![[Img #2213]](upload/img/periodico/img_2213.jpg)
La pasada
noche del sábado, subí a presenciar la lluvia de estrellas, y pude captar la
imagen que acompaña este escrito.
Tan solo pude captar apenas una.Mis pensamientos no estaban esa
noche para más.
Una sola
estrella, un solo deseo. ¡Ojalá estuvieses aquí!
¡Hoy pensé en
ti!![[Img #2214]](upload/img/periodico/img_2214.jpg)
No recuerdo
el momento, en que todo empezó a cambiar; las caras, hasta ese instante
conocidas, se transformaron en desconocidas, el vuelo de los murciélagos al
caer la tarde, por las distintas calles del pueblo, donde antes el griterío de
los muchachos se lograba sentir, haciendo de las risas un eco de vida, dejaron
paso a la solitaria luz de las farolas.
Ni siquiera
me di cuenta del día en que las golondrinas no volvieron a anidar, pues mi
lucha por hacerme un sitio en el futuro, no me dejó ver el presente de aquellos
instantes.
Mis sueños,
¡tantos!, fueron rompiéndose uno tras otro con la realidad de la vida, según
pasaban los años.
Sentimientos,
imposible de cuantificar todos ellos.
Recuerdos
inesperados, que golpean de vez en cuando, como si de olas se tratasen, en
lugares insospechados.
Hoy vino a
mi memoria mi nunca olvidado padre, que dejo en mi, su herencia de la
sempiterna sonrisa, que me sirve de mascara, de los dolores del alma.
También
llegaron, también llegaron otras personas.
Dicen que
las heridas del alma, con el tiempo son curadas, y que solo de ellas las
cicatrices, son las que nos acompañan. Para ser franco, he de decir que las
cicatrices, aunque sean heridas cerradas, producen más dolor, que la de aquella
herida abierta, aquella de la que uno sangra.
Este
temporal de sensaciones, violentos como marejadas, hacen brotar palabras, que
una vez plasmadas en el recuerdo, llegarán de nuevo en otro momento, otros
lugares... ¿Quién sabe?.
Papá...¡Hoy pensé en
ti!
La pasada noche del sábado, subí a presenciar la lluvia de estrellas, y pude captar la imagen que acompaña este escrito.
Tan solo pude captar apenas una.Mis pensamientos no estaban esa noche para más.
Una sola estrella, un solo deseo. ¡Ojalá estuvieses aquí!
¡Hoy pensé en
ti!
No recuerdo el momento, en que todo empezó a cambiar; las caras, hasta ese instante conocidas, se transformaron en desconocidas, el vuelo de los murciélagos al caer la tarde, por las distintas calles del pueblo, donde antes el griterío de los muchachos se lograba sentir, haciendo de las risas un eco de vida, dejaron paso a la solitaria luz de las farolas.
Ni siquiera me di cuenta del día en que las golondrinas no volvieron a anidar, pues mi lucha por hacerme un sitio en el futuro, no me dejó ver el presente de aquellos instantes.
Mis sueños, ¡tantos!, fueron rompiéndose uno tras otro con la realidad de la vida, según pasaban los años.
Sentimientos, imposible de cuantificar todos ellos.
Recuerdos inesperados, que golpean de vez en cuando, como si de olas se tratasen, en lugares insospechados.
Hoy vino a mi memoria mi nunca olvidado padre, que dejo en mi, su herencia de la sempiterna sonrisa, que me sirve de mascara, de los dolores del alma.
También llegaron, también llegaron otras personas.
Dicen que las heridas del alma, con el tiempo son curadas, y que solo de ellas las cicatrices, son las que nos acompañan. Para ser franco, he de decir que las cicatrices, aunque sean heridas cerradas, producen más dolor, que la de aquella herida abierta, aquella de la que uno sangra.
Este temporal de sensaciones, violentos como marejadas, hacen brotar palabras, que una vez plasmadas en el recuerdo, llegarán de nuevo en otro momento, otros lugares... ¿Quién sabe?.
Papá...¡Hoy pensé en ti!
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