Curiosidades en Internet
Prefiero ser feliz
Estas
son las historias que a lo poco que uno navega por este mar tan inmenso como es
Internet y sus Redes Sociales se
pueden encontrar. Esta concretamente la leí en Facebook y me gusto tanto que la
comparto con los lectores. A mí me despertó una gran sonrisa y una interesante
reflexión.
Son las
8 p. m. en una concurrida avenida. Una pareja va retrasada para cenar con unos
amigos. La dirección es en un rumbo que no suelen frecuentar por lo que ella
consulta el mapa antes de salir.
Él
conduce. Ella le orienta y le indica que gire en la siguiente calle a la
izquierda. Él argumenta muy seguro que es hacia la derecha. Así, están a punto
de iniciar una discusión hasta que, casi al instante, ella calla y él decide
girar a la derecha. En pocos minutos él se da cuenta de que estaba equivocado.
Aunque le cuesta, admite que tomó el camino equivocado, al tiempo que inicia el
retorno. Ella, en silencio, le sonríe con camaradería. Una vez que llegan a la
cita se disculpan por el retraso y la noche transcurre grata y amena.
Cuando
emprenden el camino de regreso, él comenta:
- Tú
estabas segura de que tomaba el camino equivocado, ¿por qué no insististe para
que me fuera por el correcto?
Ella
responde:
-
Porque íbamos retrasados y el tráfico estaba congestionado, los ánimos estaban
calentándose, estábamos a punto de empezar una agria discusión. Si insistía
más, habría estropeado la noche, y entre “tener razón” y “ser feliz”, prefiero
ser feliz.
Estas son las historias que a lo poco que uno navega por este mar tan inmenso como es Internet y sus Redes Sociales se pueden encontrar. Esta concretamente la leí en Facebook y me gusto tanto que la comparto con los lectores. A mí me despertó una gran sonrisa y una interesante reflexión.
Son las
8 p. m. en una concurrida avenida. Una pareja va retrasada para cenar con unos
amigos. La dirección es en un rumbo que no suelen frecuentar por lo que ella
consulta el mapa antes de salir.
Él conduce. Ella le orienta y le indica que gire en la siguiente calle a la izquierda. Él argumenta muy seguro que es hacia la derecha. Así, están a punto de iniciar una discusión hasta que, casi al instante, ella calla y él decide girar a la derecha. En pocos minutos él se da cuenta de que estaba equivocado. Aunque le cuesta, admite que tomó el camino equivocado, al tiempo que inicia el retorno. Ella, en silencio, le sonríe con camaradería. Una vez que llegan a la cita se disculpan por el retraso y la noche transcurre grata y amena.
Cuando emprenden el camino de regreso, él comenta:
- Tú estabas segura de que tomaba el camino equivocado, ¿por qué no insististe para que me fuera por el correcto?
Ella responde:
- Porque íbamos retrasados y el tráfico estaba congestionado, los ánimos estaban calentándose, estábamos a punto de empezar una agria discusión. Si insistía más, habría estropeado la noche, y entre “tener razón” y “ser feliz”, prefiero ser feliz.
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